Pasar de vivir en una casa a vivir en un piso tiene su
aquel. Sí, soy una “niña” de treintaypocos que acaba de salir de su casa-nido
por primera vez…y qué? Cada uno sale cuando le toca, cuando puede o cuando se
deja y yo me he dejado ahora. Muchos me dicen que ya era hora, que se alegran
por mí, que he dado un gran paso…no creo que sea un gran paso, pienso que es lo
que sigue.
De mi nueva vida en compañía hablaré otro día ( últimamente suelo
escribir eso), hoy escribiré sobre las nuevas cosas que me inspiran.
Hablo de la tranquilidad de mi ruidosa terraza, con una
jardinera con fresas y varias macetas de
esparragueras dando vida al ladrillo. Empiezan la nueva vida conmigo, sabiendo
de antemano que presumiblemente será corta…o no. Tienen lo que necesitan; agua,
luz, sol y sombra a demanda, pero vienen con sus tiestos originales, los que
traían de casa, de mi casa, de la de antes. No se los he querido quitar porque aún sirven y se ven cómodas en ellos. Es un riesgo. Si trasplantaba mis plantas podrían sufrir el cambio y echarse a morir; porque no es la época aún, porque ya no le saldrán las flores, porque aún no estaban preparadas y no era la hora, porque las raíces rechazarían el nuevo sustrato...
Si no las cambiaba de maceta podrían quedarse atrapadas y agotar nutrientes, no desarrollarse por falta de espacio, ponerse mustias, comenzar una guerra territorial...
Aqui es cuando entran los discípulos de Coelho y sus bienaventuranzas;
"Bienaventurados los valientes y osados pues ellos caerán y renacerán las veces que haga falta"
"Bienaventurados los que miran de cara al sol cada mañana, pues su piel se volverá inmune al melanoma"
"Bienaventurados los que se miran a sí mismos y sonríen pues qué mejor que reirse de uno mismo, always"
"Bienaventurados los que ven el vaso medio lleno pues con esa mitad serán saciados"
CAMBIA, CAMBIA, CAMBIA!!!
Mis plantas se están adaptando bien al nuevo entorno, a los ruidos, al ambiente, al oxígeno, porque están vivas...cuando me pidan cambiar de maceta les daré aquella que necesiten, quién soy yo para obligarlas.
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