Primera tarde, primera noche de calor. Siempre he descrito en el blog mi pasión por los primeros fríos tras el verano. Esos los se describir muy bien, los saboreo porque me encantan, me dan energía y me inspiran.
Este año el invierno ha sido largo, lluvioso, nublado y gris. Largo, lluvioso, nublado, gris y frío. Hoy, la primavera, que se ha hecho de rogar, ha llegado y con ella la cálida sensación de caminar descalza, de sentir la brisa rodeando mi cuerpo y de oir cómo las flores cantan al regarlas tras un día caluroso.
Así como el clima influye en las características de un vino, llegando incluso a hacerlo diferente, tanta agua ha hecho que esté disfrutando de este momento como hacía años no sucedía.
No se explicarlo muy bien, yo siempre hablo de mi amor por los primeros fríos de otoño. El invierno ha sido duro, necesitaba un amante.
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