Hace unos días hablaba con un colega masculino singular, y entre fumada y fumada y cerveza y cerveza salían viejos reproches, nuevas explicaciones, conclusiones inesperadas y más incógnitas por resolver. La única cosa que quedó clara fue a la que le he podido sacar punta...
Afilemos el lápiz, que empiezo:
Teoría de la seguridad masculina singular:
Chico y chica se conocen, se gustan, recíproco...bingo!
Chico y chica se conocen, si a él no le gusta ella a ella seguro que no le gusta él. Égalité!
La punta:
Tío, ¿y no sería mejor que le comentaras a esa chica que no te mola en lugar de comportarte como un capullo borde para que le dejes de gustar?
Y que se lo tenga que decir yo...
¿Todo esto no se dejaba atrás al cumplir los 30?
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