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14 de octubre de 2011

Bueno, bonito...



Se suele decir que cuando das la bienvenida a algo nuevo en tu vida debes darle tiempo, en el trabajo lo llaman período de prueba, en los colegios período de adaptación, en el deporte agujetas...
Yo tengo en cuarentena mi nueva almohada. En mi afán (que se empieza a convertir en obsesión) por dormir bien he cambiado mi almohada de casi-siempre por otra de viscoelástica. Me han asegurado que es la mejor opción para mis problemas de dolor clavícula para arriba, que se adapta a la forma y al peso, pero se olvidaron de asegurarme que  la libertad de movimiento se reduce considerablemente y que poner el brazo debajo es perjudicial para la salud y perfusión sanguínea de la extremidad en cuestión.
Es cierto que ya no me duele el cuello y me levanto relativamente descansada, pero...ahora cuando me voy a acostar la veo y me da mal rollo, es como si hablara con ella y le dijera : "pequeña, vamos a llevarnos bien que tenemos que coexistir en medio metro cuadrado". Todas las noches me hago la fuerte, pero en la siesta he sido débil y he corrido a buscar mi antigua almohada, la he abrazado y a dormir. Como era de esperar he despertado con una sonrisa de oreja a oreja y un dolor con las mismas coordenadas. Por la noche volví a la viscoelástica, con resignación y sin tener muy claro qué sería lo mejor...si acostumbrarme a algo que es bueno (por narices) y seguir dandole tiempo o volver a lo viejo malo conocido (que no se ve tan malo cuando lo nuevo no te convence)
¿Tú qué piensas?, ¿Se puede rectificar?, ¿necesitamos conocer otras cosas para saber (o auto-convencernos de) que lo de antes podía seguir siendo válido? o por el contrario debemos aferrarnos a las decisiones que tomamos con disciplina militar...No vale la opción de buscar otra almohada distinta, el hecho de ponerme a probar otras 10 con cara de tonta tumbada mientras una dependienta me pregunta qué tal no me mola nada.
Hoy viscoelástica...por si acaso

2 comentarios:

Fran dijo...

Lo tuyo es el miedo al cambio.

Nunca te ha pasado de primeras tener reticencia por algo, y luego a la hora de la verdad pensar el "pues tampoco está tan mal".

En tal que tu cuerpo se adapte a la nueva almohada pensarás como habías podido vivir sin ella hasta ahora.

Por lo demás, casi no pienso ... solo actúo.

Elena dijo...

Miedo al cambio...supongo que un poco sí,pero a una almohada...
Me han pasado las 2 cosas, el "no era para tanto" y el "virgencita que me quede como estoy"
Hace falta valor para cambiar algo, pero creo que mucho más para rectificarlo...pensar, actuar,pensar, desactuar, pensar...ya me hago un lío ;)