Una de Amelias

Mis vidas y malas vidas se encuentran aquí desde hace casi diez años. Una década en la vida de una chica da para casi todo. Universidad, trabajos, viajes, romances, rupturas, muertes, nacimientos, películas, música y más música, silencios, indirectas, directas, tristezas, paranoias y muchas intenciones. He hablado de mi familia, de mis amores (platónicos, reales, frustrados, quemados), de mis lugares y costumbres. He pasado por el vuelvo-no vuelvo más de una y dos veces y sigue ahí.


Debo admitir que tengo una curiosidad y dicha curiosidad me ha hecho volver algún tiempo atrás.
No es el mejor momento para escribir, vivo un tiempo confuso, pero reencontrarme con el blog ha sido un bálsamo. Leer cómo era antes y descubrir cómo han cambiado las cosas y que , en el fondo, algunas nunca lo harán.
La curiosidad mató al gato y yo de estas temo matar a mi lector misterioso, ese que hace que me sienta como una pequeña detective a lo Amélie que imagina cómo será esa persona que, un día señalado cada semana, se conecta a la misma hora para leerme. Y es que despierta todo mi curiosidad y me hace trabajar.
Pensar qué podrá leer la próxima semana, desde dónde lo leerá. ¿Por qué regresa?,¿por qué aparece y desaparece?

Me hace bucear y volver a pensar, sin querer. Sin querer él/ella y sin querer yo, leo, medito y me encuentro. A veces me encuentro y a veces encuentro a una Eliuka que desconozco, y es la misma. ¿Nos perdemos poco a poco con el tiempo? es verdad que lo que pasa deja su huella, pero...¿tanto como para no reconocer?
Era yo, lo fui, y ahí quedó, ahí queda.