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8 de septiembre de 2011

Yo veo, tú ves, él ve

Si duermes poco, mal y para colmo empiezas tarde lo último que quieres es que te despierte un ruido de motosierra con las primeras claritas del día. Se ve que el césped que vive bajo mi ventana, y cuya única misión parece que consiste en dar cobijo a los gatos del vecindario, había alcanzado el notable tamaño de sequoia porque si no no me explico el ruido infernal y olor a gasolina que me he desayunado tras el primer sueño.
Aún duermo con la ventana abierta y unas persianas que me impiden ver "de dentro a fuera y de fuera a dentro"...pero no es así. Desde fuera sí que se ve, y sólo me acuerdo cuando voy por la calle, miro mi casa y.."Elena, te has dejado el armario abierto, las cajas sin cerrar y el sujetador colgado en el picaporte". Así que me he deslizado desde la cama como he podido, insisto primer sueño, y con prudencia he cerrado la ventana con un golpe que no resultó tan prudente. Regreso a dormir con la sombra del motosierrero en mi cabeza y en mi porche, yo no le veo, pero él sí puede verme, y si poder es querer...¿mejor asomarse sabiendo que no seras visto?
Me tapo hasta las orejas, acabo de caer en que anoche tenía calor y me acosté sin pijama.


La naturaleza puede marear bastante y hacer que un despertar sea muy verde

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