About This Blog

28 de septiembre de 2011

Volúmen espiratorio forzado


Lo más difícil es empezar, y como ya he empezado...al lío. Boticaria, sin botica, come libros y vende tapones para los oídos (perfectamente lavados con jabón de pH neutro).
Por sorpresas de la vida, que no para de sorprenderme, he vuelto a los libros. Nunca es tarde, nunca es tarde, si ya lo se, pero ahora cuesta más que mi cabeza se concentre ( no paro de darle motivos para escaquearse) así que me he agenciado unos tapones para los oídos, de esos guachis que llevaban los que sacaban matrícula en la facultad y los que dormían en la biblioteca. Yo tengo un tímpano perforado, nunca los he necesitado (ni viviendo en NYC), pero se ve que mi tímpano nada en baba de caracol, porque después de 20 años se ha curado cuando más silencio necesito...al lío.
No he sido capaz de llevarlos más de 3 horas porque...me ahogaba. No he taponado la nariz, yo me los puse bien, en la oreja, y además  leí el micropapelito de instrucciones, repito, me ahogaba. ¿Se hizo el silencio? NO, la que hace ruido soy yo, escuchaba mi respiración y eso me agobiaba demasiado, así que entre en un círculo vicioso de apnea-suspiro-apnea-suspiro, "Elena, respira, leche!!"...a tomar viento los tapones, me los quité como la que se quita una cucaracha del escote (que también me ha pasado) y respiré por fin, ya sin escucharme. Abrí la ventana y bendije el ruido del butanero ordenando las bombonas.
Más me vale rejuvenecer 6 años, yo no me aislo más, ni de coña.

2 comentarios:

Fran dijo...

yo no entiendo tampoco como hay gente que se los pone incluso para dormir.

me pasa como a tí, oir mi propia respiración y el latido del corazón me da pánico.

Elena dijo...

...y angustia :)