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Elegir la música para este post ha sido muy difícil. No necesito música triste, ni música alegre. No quiero música que me recuerde a nada, ni me sirva de bálsamo o de martillo. Nada mejor que elegir algo nuevo, buscar algo desconocido y escucharlo, dejarme llevar por lo que me inspire....y....así....crear....una...nueva....banda sonora.....¿?....nidecoña!!
Quiero vivir plenamente este momento, sin anestesias de buen-rollismo ni inyecciones de melancolía extra. No hay música. Anestesias de esas que acaban antes de que terminen de coserte e inyecciones de las que te llevas 2 días sin poderte sentar. No hay música. Ni algo nuevo, ni algo viejo, ni algo prestado ni algo azul. Por si acaso apago los altavoces.
Solo hay silencio, así me escucho mejor, sin disfrazarme de superwoman ni de niña de caja de cerillas. Silencio, solo el sonido de las teclas y un grifo mal cerrado. Me puedo escuchar mucho mejor. El móvil no suena, parece que me acabo de reconciliar con él, porque no lo miro con ojos de medusa deseando que se convierta en piedra. Colabora en ese silencio que hace que me este escuchando... ya demasiado bien, bien intensa, bien rota, bien perdida y hallada, bien trastornada, bien jodida...a qué venía esto del silencio?
Abro Spotify y busco algo de Satie, que su música, y no otra, termine con ese silencio y sus auto-versiones.Ya está bien por hoy
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